Ella pensó que era amor. Entonces él desapareció.
Un lunes por la mañana cualquiera, el teléfono de Ariel Cafferty zumba con un inquietante mensaje de texto. Ha ocurrido algo. Necesito verte. Reúnete conmigo bajo el árbol lo antes posible. Las palabras serían chocantes para cualquiera, pero el remitente es el único hombre al que ha amado. Y han pasado varios años desde que supo que había muerto.
Ver aparecer el nombre de Drew le rompe el corazón. El instinto de Ariel le dice que no puede ser real. Pero va al árbol de todos modos. Tiene que ir.
Nadie aparece. Pero el texto pone patas arriba todo lo que ella creía saber sobre el día en que él la abandonó. Cuantas más preguntas hace, más siniestras se vuelven las respuestas. Sólo hay dos cosas claras: todo lo que le dijeron hace cinco años es falso y alguien le sigue mintiendo.
La verdad tiene que estar ahí afuera, en alguna parte. Para salvaguardarse a sí misma -y a su hijo- tendrá que encontrarla antes de que la encuentren a ella. Y con ella, la respuesta sobre qué fue de Drew.
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