
Hace tres años, desaparecieron sin dejar rastro.
Sin explicación. Sin despedida.
Y cuando terminé donde juré que jamás estaría, me destrozaron de una forma que no vi venir.
Entonces llegó Noche de Terror, y corrí directo a los brazos de tres desconocidos enmascarados.
Vi sus pecados.
Sentí su oscuridad.
Aprendí sus secretos prohibidos.
El deseo es un juego peligroso, y nunca he sido de las que juegan a lo seguro. Pero una vez que pruebo su peligro, no hay vuelta atrás. Estoy atrapada entre una obsesión que puede destruirme y los monstruos con los que no puedo dejar de soñar.
Y si deciden quebrarme, me dejarán en ruinas.
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