Siempre que estoy a tres metros de Eve Cupid, todo lo que puedo hacer es gruñir y tratar de ocultar mi erección. No es sólo el efecto que tiene en mi cuerpo. Es el efecto que está teniendo en mi corazón… y en mi alma.
Es su sonrisa. Es la forma en que sus dedos bailan sobre las teclas del piano. Cuando canta, el sonido de su voz hace que sucedan en mi pecho cosas que no sabía que fueran posibles.
Es Navidad y lo único que se me ocurre es cómo ponerla debajo de mi árbol. Quiso la suerte que ella necesita un árbol de Navidad y resulta que mi familia tiene una granja de árboles de Navidad.
Cuando mi deseo navideño finalmente se hace realidad, desaparece tan rápido como llegó, porque ninguno de los dos sabe cómo reparar los pecados del pasado.
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